Fui a una clase de bondage y esto fue lo que aprendí.

Fui a una clase de bondage y esto fue lo que aprendí.

Hace unas semanas fui a una clase de bondage.


Cómo contexto me gustaría contar que hace unos años yo tuve una pareja que tenía una amistad que en algún punto de la vida nos llegó a comentar que estaba tomando clases de bondage. Y recuerdo cómo, en ese momento, el grupo de amigos se burló intensamente de esta persona. Se le tachó de raro y como algo totalmente fuera de lo normal.
En esos momentos, la idea de amarrar a alguien o que me amarraran a mi se me hacía algo muy agresivo. Pero la vida es buena y tuve la grandísima suerte de tener la oportunidad de ampliar mis horizontes sexuales y tener la suficiente curiosidad para experimentar cosas diferentes y bueno… 


Lo primero que aprendí fue que hay una belleza muy grande en el consentimiento y esta es una práctica totalmente basada en la confianza y mutuo acuerdo de dos personas.
El bondage, era algo que durante mucho tiempo yo vi como muy patriarcal y muy agresivo, y honestamente me sorprendió la suavidad con la que se habló sobre la experiencia del sumi  (o la persona siendo amarrada). Y la manera en la que se nos recalcó durante toda la clase como la otra persona tiene que estar 100% de acuerdo y 100% cómoda en lo que se está haciendo.


Y mientras creo que todos sabemos que el consentimiento es muy importante creo que es algo que nos hace falta hablar, ya que no es algo que sea único y exclusivo de una práctica de bondage pero en realidad es algo que debe de estar presente en cualquier relación sexual sea un encuentro casual, con un fuckbuddy o con una pareja de largo plazo. 


Lo segundo que aprendí fue que más que “hacer lo que se te pegue en gana con la otra persona” el bondage realmente va de dos cosas: dar placer y recibirlo. De mostrarse totalmente vulnerable ante la otra persona y confiar lo suficiente para dejar tu placer en sus manos.

Y es que una persona dom, no está para abusar, no está en esa posición porque le guste controlar a la otra persona, está ahí porque le gusta dar placer. Y una persona sumi, está para recibir ese placer, dentro de los límites y expectativas que pueda tener. Que obviamente se tienen que hablar previamente. 


Lo tercero que aprendí fue que es increíblemente divertido y sexy meterte a una clase para aprender cosas nuevas alrededor del sexo con la persona con la que compartes un vínculo sexoafectivo. Y es que muchas veces, creo que pecamos de quedarnos en la zona de comfort y es que como la química está bien y nos llevamos bonito, y el delicioso está bien. No nos damos la oportunidad de experimentar o de aprender cosas nuevas juntos. Y lo único que hace es robarnos de un momento en el que podemos aumentar nuestra conexión con la otra persona. 


Lo cuarto que aprendí fue que, en las inmortales palabras del genio detrás de art attack, no necesitas ser un experto para ser un gran artista. Y con eso, lo que quiero decir es que no tienes que llegar a ser un master en hacer nudos, no tienes que tener experiencia previa, no tienes que haber aprendido todo al 100. Yo tengo TDAH y aún así fue una clase que disfruté mucho, a pesar de que había momentos en los que no sabía qué estaba pasando. Entonces, es para cualquier persona que tenga ganas de pasar un rato divertido y llevarse dos que tres consejos para mejorar sus sesiones de delicioso. Y créeme, la experiencia de la clase es buena y divertida pero la experiencia después de la clase, eso está en otro nivel. Créeme. 


Y lo quinto que aprendí fue que nunca sobra cuerda, solo falta imaginación. Pero sobre todo, que esta amistad que llegué a tener en común hace unos años, era la que no tenía pareja pero seguramente era la que estaba cogiendo más rico de todos.

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